¿Qué son las competencias básicas? ¿Cómo de importante es un desarrollo adecuado de las habilidades lingüísticas? ¿Cómo introducir éstas en las aulas? Todas estas preguntas y más, se van resolviendo en este libro a medida que el lector se inmiscuye en sus textos. Y del cual extraemos que el aprendizaje de la lengua debe combinar la práctica reflexiva, rigurosa, crítica y en contacto directo con la vida y la realidad, con lo lúdico, creativo y ético, y con la teoría como espacio de reflexión, conocimiento, estrategia y contraste. Esto implicará respeto y afecto por parte de los alumnos que verán la materia como algo cercano a ellos, y no algo abstracto o inútil que no utilizarán nunca, haciendo que tengan interés por aprender y conocer más lo que les rodea, influyendo esto, no sólo en su vida como estudiante de Educación Secundaria de tal materia, sino como persona en su vida presente y futura.
Las autoras nos ofrecen una imagen positiva y amplia de lo que debe ser enseñar lengua en etapas medias, y lo que ello significa para la sociedad y cultura de un país. Se trata de un libro sencillo, realista, y lleno de simbolismos, que nos muestra la realidad de las aulas, y cómo puede ser mejorada para conseguir mejores habilidades en todas las materias, y concretamente en la que nos ocupa, la lingüística, consiguiendo una competencia comunicativa eficaz.
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