domingo, 1 de julio de 2012

¿A DÓNDE VOY?



Aún no poseo ningún tipo de experiencia como docente pero como la futura maestra que deseo ser, me gustaría poder ayudar y apoyar a aquellos niños que serán mis futuros alumnos, en su crecimiento y desarrollo personal y propiciar en el aula un clima de seguridad, libertad y afecto; un clima que realmente invite a los niños a venir a clase contentos, motivados y seguros y que a la vez sea agradable, sereno y tranquilo y donde se les anime a participar libremente, a hacer preguntas, a reflexionar y a pensar por sí mismos. Todo ello dotándoles de una visión crítica del mundo que les rodea y donde se despierte en ellos el placer que proporciona el conocimiento.
Y, aunque las situaciones educativas muchas veces son imprevisibles, deberé comprender aquellas que tengan lugar en mi aula para posteriormente analizar, intervenir y buscar soluciones teniendo en cuenta en todo momento que cada niño es único y especial  y al cuál deberé ofrecer una enseñanza adaptada a esa singularidad que posee.
Todo ello, sin olvidar que los verdaderos protagonistas del aula son los alumnos y que nosotros debemos ser punto de referencia para ellos sin crear dependencia de ellos para con nosotros. Por lo tanto, nuestra filosofía docente debe perseguir el guiar a nuestros alumnos a ser personas competentes que les doten de autonomía y seguridad capaces de saber qué hacer con aquello que aprendan cada día. Además debemos transmitir a esos niños nuestro amor por la materia que les impartamos para poder despertar interés, motivación, imaginación y creatividad. Por eso no solo debemos ser transmisores de conocimientos sino auténticos investigadores de nuestra aula donde invitemos a nuestros alumnos a la reflexión y al aprendizaje.

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